jueves, 4 de septiembre de 2014

¡Qué me cierran el estanco!

Como ya llevo diciendo un tiempo, quiero empezar a tomarme esto más en serio y para ello voy a intentar darle un toque más "personal". Por eso mismo, me he decidido a contaros algo que me ocurrió hace no mucho en la Fnac, y ya de paso protestar un poco por alguna cosilla.

Como a muchos lectores, a la gran mayoría, me gusta torturarme yendo a grandes librerías a ver libros que se que no puedo comprar (aunque me encantaría) y, por lo general, uno se encuentra con muchos otros lectores. Normalmente los lectores con los que me encuentro son aproximadamente de 15-16 años para arriba, pero alguna vez aparece alguno más joven, demostrando que aún queda esperanza. Mi pequeña anécdota trata sobre uno de esos lectores más jóvenes (calculó que tendría 9 o 10 años como mucho) con los que rara vez me encuentro.
Yo me encontraba mirando libros como otro día cualquiera, en la zona de ciencia ficción y juvenil, cuando me llamo la atención el chaval que estaba a mi lado. Principalmente me llamó la atención porque a pesar de su corta edad se notaba que ya era un apasionado de la lectura, lo cual me alegró. Al poco pude ver que se alejaba a una sección cercana de libros catalogados para lo que imaginé se acercaba más a su edad. Se le veía tan contento buscando algún libro de su interés que la llegada de su madre me sobresaltó. Inocentemente pensé que le ayudaría a escoger o le ofrecería comprarle uno que eligiera, pero no fue eso lo que hizo. La madre, lejos de estar tan contenta como él, le cogió fuertemente del brazo y tiró de él camino de las escaleras de salida. Al principio no entendí la reacción de la madre, aunque de todas maneras me asombró, pero al momento escuché lo que ésta le gritaba: "¡Venga ya hostia con tus putos libros!¡Como me cierren el estanco te enteras! Si es que me haces perder el tiempo mirando libros." Como era de esperar, para entonces media librería ya estaba mirando a la madre literalmente "flipando".

La verdad, cuando llegué a casa esa tarde, seguía pensando en lo sucedido. De hecho, a día de hoy todavía no me explico por qué una madre niega tan deliberadamente cultura a su hijo. Puedo entender razones económicas o del estilo, pero de todas formas siempre hay formas de conseguir libros, pero antes hay que mirar cual se quiere y la verdad, no creo que ir al estanco sea una necesidad mayor. En parte creo que todo esto me chocó porque a mi desde pequeño me han dicho que lea, que es bueno y que se aprende mucho (lo cual ahora sé que es verdad), y nunca he hecho demasiado caso hasta hace unos años. Por eso mismo pensaba que para una madre tener un hijo al que desde pequeño le atrajese la lectura tendría que ser algo bueno, algo que se interpondría, por lo menos, al tabaco.

No es que yo me quiera meter con la forma de educar que tiene cada uno, puesto que no conozco a la persona en concreto como para juzgarla. Pero personalmente creo que la cultura es algo por lo que siempre se debería apostar. Todo esto me recuerda al hastag de twitter #QueremosLibrosMasBaratos porque mucha gente decía que en este país era más barato fumar que leer. Por lo que veo, tristemente hay mucha gente que ciertamente prefiere fumar a leer.

Pero bueno, que no tenía intención de alargarme demasiado, pues creo que a raíz de esto se podría hablar mucho, y la verdad, no quiero que se alargue siendo yo el loco que reflexiona delante de una pantalla. Así que, una vez más y como siempre sin esperar mucho éxito, pido que todos aquellos que crean tener algo que decir, no duden en decirlo.

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